(Pág. 60 y 61)
¿Quién
no ha tenido el deseo fugaz -o permanente- de construir un coche
deportivo con sus propias manos ? Muchos anhelamos siquiera
tener la paciencia y el tiempo necesarios para crear el automóvil
que refleje nuestro espíritu emprendedor y aventurero.
Sin embargo, escasos mortales llevan su pasión por el automóvil
al grado de construir un vehículo a su gusto, Y ese es
el caso de Javier Solana, padre del ya legendario Moisés
Solana. El patriarca del clan Solana confeccionó en estrecha
colaboración son sus hijos Francisco Javier y Joaquín
-en un plazo intermitente de dos años- el ejemplar que
ilustra estas páginas. La inspiración de tan singular
biplaza proviene de un primer automóvil de carreras que
construyera Javier Solana para su hijo Moisés allá
en la época de los años cincuenta.
Aquel vehículo -basado en los parámetros deportivos de entonces- fue concebido íntegramente por Don Javier Solana y corrió en la categoría nacional Mecánica Nacional B ; se convirtió en el coche en el que Moisés ganó su primera carrera profesional, La concepción, diseño y ejecución del Sport Serie corrió por cuenta de Don Javier, quién gracias a su pasión logró terminar el coche en un año y medio. De hecho éste aún existe, mas su actual propietario, un tapatío fanático de Moisés , no lo vende por nada del mundo. Por cierto, Don Javier tentó al seguidor con un valioso ejemplar de colección que permitiera loa recuperación de esta "joya familiar", pero el oriundo de la Perla de Occidente soportó estoicamente la dura prueba, a pesar de que el ejemplar del que hablamos no se encuentra en uso.
Quizá fue éste uno de los alicientes que impulsó al jefe de la familia Solana a cosntruir otro automóvil que le permitiera reencontrarse con su habilidad e ingenio constructor y al mismo tiempo poseer una copia del primer coche que hiciera ganador a Moisés.
El Sport Serie II, que es muy distinto al primero por cuanto la mecánica, el chasis, las medidas exteriores y el desempeño son distintos, comenzó a crearse en septiembre de 1994 para llegar a feliz término en Enero de 1996. Para su elaboración, los Solana recurrieron a un vetusto pero confiable Datsun. Del coche japonés fueron aprovechadas varias partes como el motor de 1.8 litros, el puente -soporte del motor-, los brazos delanteros, el eje trasero, el radiador y hasta el tanque de gasolina. Todos estos elementos extraídos fueron acomodados en un chasis tubular realizado en el tradicional acero PTR, cuya asequibilidad y facilidad de manejo agilizó la elaboración del chasis. Para reducir el centro de gravedad, el puente tuvo que ubicarse a una altura menor que la original, lo que implicó un trabajo detallado. Las mazas y los brazos de palanca (rocker arms) de la suspensión frontal tuvieron que confeccionarse exprofesso para este vehículo. Sin embargo, la verdadera artesanía del coche radica en su carrocería de aluminio, cuya fabricación realizada exclusivamente por Don Javier Solana, exige paciencia y una verdadera habilidad para manejar el noble metal.
Las formas redondas de la nariz, de las salpicaderas y de los abultamientos de cofre fueron hechas una por una. Para ello, diversos moldes de madera y un fino martillo del mismo material -manejados con singular maestría-, moldearon la clásica carrocería. Por cierto , gracias a ésta y a un chasis bien concebido, el automóvil no rebasa los 700 Kilogramos de peso.
Finalmente, el biplaza estaba listo para la pintura que daría el toque final al Sport Serie II. Y que mejor que un acabado aluminio, muy al estilo de las flechas plateadas de Mercedes Benz. Cuyo recuerdo aflora los sentimientos de nostalgia que nos hace recordar a una época cuando correr era más una aventura y un placer que un escaparate comercial.
Gilberto Samperio
Fotos : Simon Barber
PIE DE FOTOGRAFIAS (ACCESO
A LAS FOTOGRAFIAS CON DESCRIPCION)
AUTOMOVIL PANAMERICANO
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